viernes, 29 de mayo de 2015

SEGUIMOS SUPERANDO PRUEBAS Y APRENDIENDO SOBRE EL AGUA

Desde la primera, que ya os contamos hace unas semanas, ya son cuatro las PRUEBAS SOBRE EL AGUA que el profesor Acuoso nos ha enviado a los/as niños/as de cinco años y todas ellas hemos conseguido superarlas. Mirad con atención cada una de ellas:

PRUEBA NÚMERO 2: ¿QUÉ ES EL AGUA?
 Con la ayuda de nuestras familias, expresamos lo que el agua es para nosotros y lo hemos dejado reflejado en estas gotas que decoran nuestro pasillo.

 
 PRUEBA NÚMERO 3: ¿USAS EL AGUA CON RESPONSABILIDAD?
Sabemos que el agua es un recurso natural que escasea en algunas zonas del planeta y que es fundamental hacer un uso responsable de ella. Por eso hemos firmado una declaración que nos compromete a su cuidado y hemos aceptado el reto de Acuoso de convertirnos es guardianes/as del agua y vigilar que en el cole nadie desperdicie el agua.LLevamos una medalla que nos identifica así que ¡no malgastes este recurso o tendrás que dar explicaciones!

Para recordarlo hemos coloreado y pegado por los baños y pasillos del colegio unos carteles que nos ayudan a saber como cuidar el agua: cerrar el grifo mientras te cepillas los dientes, arreglar las tuberías que gotean,...


 
PRUEBA NÚMERO 4: ¿QUÉ OBJETOS FLOTAN EN EL AGUA? ¿POR QUÉ?

Después de lanzar varias hipótesis sobre los objetos que flotan en el agua y los que no pasamos a experimentar para comprobar y anotamos los resultados.

Pero aún nos quedaba responder a la segunda pregunta, ¿por qué? Tras observar lo ocurrido en el experimento anterior, nos atrevimos a adelantar algunas respuestas: “lo que pesa se hunde”, “lo que pesa poco, flota”, “las cosas grandes se hunden”...Y cuando parecíamos tenerlo claro va a la seño y nos descuadra con esta pregunta:“Si las cosas grandes y pesadas se hunden, ¿por qué los barcos flotan?”
Algunos/as decimos que la causa de que los barcos floten es el motor pero...”También flotan cuando están parados...¡Buf, qué lío!”. Para resolver este problema nos pusimos, una vez más, a experimentar y así observamos la existencia de dos fuerzas: el peso y el empuje. Tras descubrirlas pudimos encontrar la respuesta a nuestra pregunta.

No acabamos nuestra prueba sin conocer a Arquímedes, el científico que con su ¡Eureka! celebró tras un baño el principio que lleva su nombre.

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